Acusan de abuso a policías que ‘reventaron’ rave
Excesos, golpes, insultos y hasta abusos sexuales fueron cometidos por policías municipales que ‘reventaron’ la ‘pool party’ esta semana, afirmaron estudiantes y jóvenes asistentes al evento convocado a través de las redes sociales por dos inspectores de Comercio y una mujer con largo historial delictivo.
“Los policías nos robaron dinero, los teléfonos celulares y los radios nextel, muchos no se podían comunicar con sus papás porque ya les habían quitado los aparatos”, aseguraron los quejosos.
“A las chavitas las manosearon sólo porque eran la Policía”, expusieron molestos al señalar que a una menor hasta le hicieron rasguños en las piernas de lo mucho que la tocaron.
Adrián Sánchez, vocero de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal aseguró ayer que oficialmente no han recibido quejas de los asistentes a esa fiesta.
Anteriormente se dio a conocer que agentes municipales arrestaron en la residencia conocida como “La Mansión” a 115 personas en supuesto estado de ebriedad, de los cuales 77 eran menores de edad.
El acceso al sitio tenía un costo estimado de 10 dólares o 120 pesos, lo que implicaría una ganancia estimada entre los 13 y 14 mil pesos sólo por el ‘cover’ a los organizadores.
Ayer, varios asistentes a la fiesta accedieron a una entrevista con El Diario para hablar sobre la inconformidad que siente ante la actuación policiaca.
A decir de los jóvenes no hubo una intervención preventiva, al contrario, los agentes fueron muy agresivos e impusieron el terror como medida coercitiva a pesar de ser adolescentes, tal vez ebrios, pero no criminales, afirmaron.
“Nos pegaron y nos pusieron en cuclillas contra las bardas. Unos policías nos gritaron que nos quitáramos la ropa y nos daban segundos para volver a ponérnosla y los que no lo hacían bien les daban ‘bachones’ en la cabeza bien fuertes”, afirmaron.
Los jóvenes consideraron que las fiestas ‘rave’ son algo bastante común en la ciudad y que algo malo pasa con las autoridades si hasta el momento no se han dado cuenta de esa problemática. “Hay fiestas peores y nadie hace ni dice nada, muchas veces nosotros mismos preferimos no asistir porque sabemos que las cosas se ponen bien calientes ahí porque venden droga y otras cosas”, aseguró.
“Qué se hace tonta la Policía, aquí todo mundo sabe que los menores compran cervezas en donde quiera, que en los antros se puede entrar aunque tengas 15 o 16 años. Aquí (la fiesta) lo malo fue que la Policía se le pasó la mano y más con las chavitas”, expusieron los jóvenes entrevistados.
“A nosotros nos dijeron (los policías) que si denunciábamos nos iban a matar porque tienen nuestras direcciones”, afirmaron los quejosos al tiempo de señalar que callaron por miedo, pero al transcurrir los días y al hablar del tema entre ellos consideraron que lo ocurrido en esa casa también fue un abuso policiaco, por lo que accedieron a hacerlo público.
“Sí había bebidas alcohólicas y muchas muchachitas si estaban muy tomadas, eso sí es cierto y sí está mal, también es cierto que Adriana (Lazalde) nos pidió que no dijéramos que ella fue de las organizadoras para que no tuviera broncas, pero cuando nos preguntaron sí la señalamos”, dijo otro de los entrevistados que pidió el anonimato.
“Nosotros pagamos 120 pesos pero nos dijeron que ya ni había cerveza ni nada que tomar, a mi me dieron un coca-cola, eso estaba tomando cuando llegó la Policía”, narró.
Los menores afirmaron que después de que sus padres acudieron por ellos a la estación de Policía el área de Trabajo Social no les impuso ninguna amonestación, no los obligaron a hacer servicio comunitario, tampoco a asistir a cursos sobre los riesgos del consumo de drogas y alcohol a temprana edad, ni pláticas de valores acompañados por sus padres.